miércoles, 5 de enero de 2011

Ya llegan los Reyes...

Estamos en una noche mágica, cargada de ilusiones y de nervios por saber si mañana al levantarnos tendremos lo que hemos pedido a Sus Majestades los Reyes Magos en nuestras cartas.
Todos sabemos que, en parte, eso depende de cómo hemos trabajado y nos hemos comportado a lo largo de todo el año, por eso, cuando escribimos nuestra carta, no debemos ser excesivamente exigentes, ya que si no, también lo serán con nosotros.
Cuanta más generosidad mostremos hacia los demás, seguro que también serán generosos con nosotros. No voy a decir que no nos podamos pedir algún capricho que otro, pero también tenemos que recordar que, a veces, toca apretarse un poco el cinturón y no pedir más de lo necesario.
Las pasadas Navidades, recuerdo que en televisión hicieron un reportaje preguntando a los más pequeños qué les habían traído los Reyes en el año anterior y, era curioso ver que la inmensa mayoría no recordaba prácticamente ninguno de los juguetes ni regalos que 365 días antes abrieron con tanta ilusión, y que cuando, con ayuda de sus padres, los recordaron, reconocieron que ahora (un año después) no utilizaban ni la mitad de ellos, por eso hay que intentar ser prácticos y pedir cosas que realmente necesitemos o que podamos compartir y así poder disfrutarlos entre varias personas (ropa, libros, juegos de mesa,…)
Tampoco está mal, en estas fechas, (y en estos momentos) el hacer revisión en casa de esos juguetes u otras cosas que, estando de buen uso, ya no utilizamos, y llevarlos a algún centro de recogida para que puedan darle uso otros niños y niñas que no tienen la misma suerte que nosotros. Saber que les hemos ayudado es también un gran regalo.
Casi todas las campañas de recogida de juguetes de estas Navidades han terminado, pero a lo largo del año muchas ONGs como Cruz Roja, Cáritas, Madre Coraje,… aceptan tanto estos objetos, como ropa, calzado, libros,…
Espero que mañana podamos ver todos como nuestras peticiones se materializaron en realidades y, si alguno recibe carbón, que no se lo tome a mal y que lo use para invitar a sus amigos a una barbacoa.

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