Con motivo de la proximidad de la celebración del día del docente, el Ayuntamiento de Pozuelo suele organizar un acto en el que se rinde homenaje merecido a todos aquellos profesores y profesoras que han tomado la decisión de jubilarse a lo largo de este curso, esa decisión, valiente, deja una sensación agridulce en todos ellos ya que, por un lado la llegada del merecido descanso y la disposición de tiempo para dedicar a sus familias y aficiones es motivo de alegría y por otro, cuando la labor docente es verdaderamente vocacional, se presume una pronta añoranza de la tiza.
En nuestro caso, el CEIP Infanta Elena, teníamos un doble motivo para estar presentes en el acto de ayer, ya que dos de nuestros “pesos pesados” (esto va sin segundas intenciones, me refiero, claro está, a su peso en calidad humana y no de otro tipo) se bajan del barco, que no lo abandonan, para poder seguir disfrutando de la vida en tierra firme o, como se dice en el argot taurino, para ver los toros desde la barrera. Digo que no nos abandonan del todo ya que estamos todos seguros de que seguirán viniendo a vernos, a celebrar multitud de cosas con nosotros y a hacernos disfrutar de nuevo con sus charlas y de su compañía.
José Luis y Manolo (Mololo, como dicen los infantiles) nos han brindado muchos buenos momentos, nos han regalado su experiencia para que los pobres e inexpertos “novatos” que aquí llegamos sin saber más que lo que los libros nos mostraron pudiésemos enriquecer nuestras clases con sus consejos. Mucho de lo que somos (de lo bueno, claro) es gracias a ellos, gracias al esfuerzo de toda una vida encomendada a los demás, a sus alumnos, a sus compañeros.
Ha sido, no solo un placer, más bien un orgullo trabajar y sobretodo aprender a vuestro lado.
Muchas gracias por todo.
Bueno, a pesar del acto de ayer, con su entrega de placa y esas cosas, José Luis seguirá hasta final de curso con su trabajo en la secretaría y Manolo, que este año no está en el centro ya que lo ha dedicado a terminar una investigación, seguirá en activo también hasta el mes de junio.
En nuestro caso, el CEIP Infanta Elena, teníamos un doble motivo para estar presentes en el acto de ayer, ya que dos de nuestros “pesos pesados” (esto va sin segundas intenciones, me refiero, claro está, a su peso en calidad humana y no de otro tipo) se bajan del barco, que no lo abandonan, para poder seguir disfrutando de la vida en tierra firme o, como se dice en el argot taurino, para ver los toros desde la barrera. Digo que no nos abandonan del todo ya que estamos todos seguros de que seguirán viniendo a vernos, a celebrar multitud de cosas con nosotros y a hacernos disfrutar de nuevo con sus charlas y de su compañía.
José Luis y Manolo (Mololo, como dicen los infantiles) nos han brindado muchos buenos momentos, nos han regalado su experiencia para que los pobres e inexpertos “novatos” que aquí llegamos sin saber más que lo que los libros nos mostraron pudiésemos enriquecer nuestras clases con sus consejos. Mucho de lo que somos (de lo bueno, claro) es gracias a ellos, gracias al esfuerzo de toda una vida encomendada a los demás, a sus alumnos, a sus compañeros.
Ha sido, no solo un placer, más bien un orgullo trabajar y sobretodo aprender a vuestro lado.
Muchas gracias por todo.
Bueno, a pesar del acto de ayer, con su entrega de placa y esas cosas, José Luis seguirá hasta final de curso con su trabajo en la secretaría y Manolo, que este año no está en el centro ya que lo ha dedicado a terminar una investigación, seguirá en activo también hasta el mes de junio.